lunes, 3 de noviembre de 2008

AUTORREGULACIÓN EN LA PUBLICIDAD.


Tras la lectura del artículo publicado en El País, podemos concluir que la publicidad es cuestionada por los consumidores y considerada por los gobernantes como responsable de problemas que causan alarma social (obesidad y anorexia, consumo inmoderado de bebidas alcohólicas, comportamientos antisociales de los jóvenes, tabaquismo, violencia de género, conducción inadecuada, etc.) por su capacidad para crear, fomentar o consolidar hábitos de conducta.

Así, surge el enfrentamiento entre las diferentes normativas del Estado y las diferentes administraciones que regulan la publicidad (prohibición de publicidad dirigida a menores, de tabaco y de bebidas alcoholicas o regulación del uso de “alegaciones salud” en publicidad alimentaria o del uso de la imagen de la mujer en la publicidad) con la industria publicitaria, la cual lo considera como un ataque a la expresión comercial.

En cambio, los anunciantes defienden la autorregulación para el ejercicio responsable de la libertad. Creen que el propio sector puede ejercer una responsabilidad social a través del cumplimiento de determinados principios y normas éticas. Así, para verificar el cumplimiento de la normativa, los anuncios pueden ser revisados antes de su emisión o controlados a posteriori mediante la presentación de reclamación ante un jurado.
En nuestra opinión, hoy más que nunca es necesario un control de la publicidad dada la posibilidad de que las empresas anuncien sus productos de forma engañosa. De esta manera, creemos que la intervención de la autoridades es necesaria puesto que en los sistemas de autorregulación, como bien afirma el autor del artículo, las empresas pueden llegar a ser juez y parte en el proceso.
Por último, como educadoras, creemos que no sólo es necesaria la regulación de la publicidad por parte de los propios anunciantes y las administraciones, sino que es fundamental una educación en valores, el consumo y la publiciad que fomente el pensamiento crítico y minimice el efecto de las malas campañas publicitarias.

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