lunes, 13 de octubre de 2008

CONFUSIONES EN LA RED

Hace unos días, “una amiga” mandó un mail de presentación a un profesor. Ella pensó que debía escribir de la manera más formal posible y de tal manera envió su mail. Sin embargo, cuál fue su sorpresa al leer la respuesta de dicho profesor, pidiendo disculpas por si “mi amiga” se había sentido ofendida. “Otro amigo” mandó un correo electrónico a una vieja amistad que vivía en Alemania para planificar unas vacaciones. Propuso verse en Frankfurt para conocer la ciudad. Inexplicablemente, la otra persona pensó que en realidad mi amigo no quería ir a visitarla. Por otro lado, conozco a una persona que afirma lo siguiente: “ siempre he tenido una habilidad especial para crearme enemigos por el Messenger”. Por último, diré que yo misma (ahora sí) me he visto envuelta decenas de veces en discusiones virtuales sin sentido aclarando qué quería decir y resolviendo malentendidos.

Dado que este blog trata algunas de las implicaciones sociales del uso de las TIC, hablaremos en este caso de las discusiones y malinterpretaciones dentro de las relaciones sociales en la red.

No hay duda de que hoy en día el correo electrónico o los programas de mensajería instantánea son utilizados por un gran número de personas para enviar mensajes de manera rápida. Sin embargo, un estudio publicado en una revista americana afirma que sólo el 56% de las veces se entiende en tono de un correo electrónico (casi tenemos las mismas probabilidades de acertar con la interpretación del tono del mensaje que de no acertar), aunque la gente piensa que lo ha entendido en un 90% de los casos. Por otro lado, el 78% de las personas cree que el correo electrónico que envíe será entendido correctamente.

Tras liderar varias investigaciones al respecto, el psicólogo estadounidense Justin Kruger concluyó que "la mitad de los lectores de mails no comprende del todo su sentido, porque no sabe en qué contexto poner lo que lee". Señala que es comprensible que pensemos que el tono y las emociones expuestas en el mail son obvias para el que lee, porque cuando estamos escribiendo en nuestra mente "escuchamos" el tono y la intención de lo que buscamos transmitir. Pero "lo que uno escribe no es siempre lo que el otro lee".El desajuste entre lo que se quiso decir y lo que el otro entiende también tiene que ver con que emisor y receptor no comparten contextos: leen y escriben en tiempos y espacios distintos y bajo la influencia ineludible de su estado de ánimo.

Consideramos que es muy fácil malinterpretar el contenido de un e-mail porque desaparece el tono y modulación de voz, los movimientos, los gestos, el lenguaje corporal y en general todo lo "no verbal" y sutil que matiza el conjunto de palabras que queremos transmitir, siendo la palabra escrita más ambigua que la voz.
¿Qué cuál es la solución a este problema? En primer lugar, recurrir a los emoticonos para expresar el estado de ánimo, la ironía, el sarcasmo... Sin embargo, este recurso no es válido para enviar mensajes formales. También podemos intentar adelantarnos a las confusiones e intentar dejar siempre claro lo que se quiere decir. Quizá lo más adecuado sería que a la hora de escribir o leer cualquier tipo de mensaje en la red, recordásemos que hay altas probabilidades de que los demás malinterpreten nuestras palabras o que vamos a malinterpretar las de los demás.
Para terminar, os invito a hacer un experimento. Consiste en enviar a diez personas un sms o un mail ambiguo y comprobar si todos entendieron el mensaje de la misma manera. Si no lo hacéis lo entenderé, puesto que parece ser que sólo el 50% de las personas que lean este blog, lo interpretarán correctamente :- D

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